Decaen los nacimientos
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Wu En-tzu es una obstetra que ha traído a más de dos mil bebés al mundo, pero no desea tener hijos propios, una actitud cada vez más común entre las familias taiwanesas. Desde que se casó hace 12 años, Wu y su marido, un cirujano, han estado de acuerdo en lo que se refiere a los niños.
«No encuentro una sola razón para tener un hijo», declaró en su oficina en una clínica de Taipéi. «No soy la única, mucha gente joven piensa: ‘¿por qué me tengo que casar y tener bebés? No tengo que seguir los valores de la familia tradicional’», comentó.
Pocos lugares han visto un cambio demográfico tan profundo como Taiwán. En 1951, la mujer taiwanesa tenía en promedio siete hijos, ahora es menos de uno, mientras que el año pasado registró más muertes que nacimientos, una señal de que la población taiwanesa se contrajo por primera vez en su historia.
En el primer trimestre de este año se registraron 47 626 muertes frente a 34 917 nacimientos. El fenómeno es cada vez común en el este de Asia, encabezado por Japón, que comenzó a ver su población declinar en 2007. Corea del Sur, Hong Kong y Taiwán siguieron el mismo camino el año pasado.
En China, datos del censo oficial publicados indican que su población crece a su ritmo más bajo en décadas. Gran parte de Asia vislumbra una crisis laboral, con pocas familias que aportan los 2,1 hijos que se requieren en promedio para mantener el nivel poblacional. Millones de personas se acercan a la edad de retiro sin suficientes jóvenes o migrantes para sustituirlos.
La Escuela Primaria Laosong, en Taipéi, ilustra este drástico declive. Llegó a ser considerada la escuela más populosa del mundo, con más de 11 mil alumnos en 1966, según su director, Lin Ming-ju. Para entonces, las 158 aulas tenían 60 alumnos cada una, que tenían que turnarse para usar las salas de clase, ir al baño e incluso salir de la escuela. Actualmente tiene 500 alumnos y solo 20 aulas, dijo Lin.
La declinante tasa de natalidad de Taiwán refleja la decisión cada vez más común entre los jóvenes de casarse a una edad más avanzada, tener familias pequeñas o permanecer solteros. «Ahora muchas mujeres tienen títulos de maestría o doctor y no quieren depender de los hombres, como en el pasado», comentó la doctora Wu, de 37 años.