Trágica vivencia con doloroso recuerdo
Foto: Comunidad Soto Zen Perú
Japón recordó el 78 aniversario del doble bombardeo atómico que marcó el fin de la II Guerra Mundial en el Asia. Hiroshima y Nagasaki, con una diferencia de tres días, fueron las ciudades afectadas; seis días después a bordo del acorazado estadounidense Missouri se firmó la rendición.
Las bombas Little Boy y Fat Man, cada una con una potencia de más de una veintena de kilotones, dejaron huella irremediable: miles de muertos; otros tantos (hibakusha) sufrieron las consecuencias a lo largo de sus vidas; y las urbes fueron reconstruidas con notable energía y esfuerzo.
Curiosamente, el artefacto bélico en un principio no estaba destinado a Nagasaki, el punto era Kokura; sin embargo, el mal tiempo, por la densa neblina (escasa visibilidad aérea), hizo que fuera descargada en Nagasaki.
Los japoneses, como cada año, rinden homenaje a sus muertos y condenan los horrores de las guerras y del armamento nuclear. La comunidad nikkei residente en el Perú también se sumó a los actos conmemorativos, demandando la pacíficación en la faz de la tierra.