CHINA Y EL DESTINO ECONÓMICO

Gran encrucijada

China lideró la economía mundial en 2018 y está previsto que vuelva hacerlo en 2019, aportando un 27,2% al crecimiento global, por encima del 12,9% de India y del 12,3% de Estados Unidos, según datos del FMI. Aunque esto pueda sorprender a algunos, especialmente tras el rápido crecimiento de la economía estadounidense, si hacemos un análisis transversal, está claro que China es el mercado con mayor influencia a nivel global. De hecho, los economistas parecen haber llegado a un consenso: entre 2026 y 2030 seremos testigos del «sorpasso» de China sobre la hegemónica economía estadounidense.
Con unas previsiones de crecimiento del 6,1% para 2019 y 2020, China mantiene unas expectativas un 25% por encima de las de la economía mundial. No obstante, esto supondría un ritmo de crecimiento inferior al de los últimos años. Los principales retos son de sobra conocidos: el conflicto comercial con EEUU y la necesidad de implementar reformas en sus políticas monetaria y fiscal. Sin embargo, el análisis de las últimas medidas gubernamentales y de los planes para 2019 ofrecen una visión optimista sobre la economía china, especialmente si miramos a largo plazo.
Las tensiones comerciales actuales terminarán siendo un asunto meramente coyuntural que servirá de catalizador para un mayor crecimiento chino. Esta parece ser la conclusión al ver que, en 2018, la inversión extranjera directa en China ha crecido con respecto al año anterior, lo que apunta a una visión a largo plazo optimista por parte de los responsables de la toma de decisiones en el sector privado.
A esto hay que sumar que el gobierno de Xi Jinping terminaba el año comprometiéndose a abrir sectores estratégicos como el automovilístico y el financiero a inversores extranjeros. Aunque pareciera lo contrario, a Trump le podría salir este tiro por la culata.
De continuar el conflicto comercial, las compañías chinas se verán obligadas a diversificar y reorientar sus exportaciones a otros mercados, lejos del estadounidense. Para ello, ya se han dado los primeros pasos para la firma de nuevos acuerdos de libre comercio que posicionarán a China como una máquina de exportación en mercados estratégicos como Asia, África y Oriente Medio, regiones que experimentarán un rápido crecimiento económico en los próximos años.

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