Por la salud individual y pública
Foto: Euronews
En el noreste chino, a orillas de un río, cientos de bailarines se unen para protagonizar una coreografía sincronizada; moviendo las caderas y sacudiendo los hombros es una rutina inusual que se ha extendido causando furor en toda china.
China es conocida por el desarrollo cultural en plazas y parques público, sin distinción de edad, género o físico. Pues todos, mayormente jubilados, se reúnen al amanecer o atardecer, unos practican el tai ji o taichi, otras a respirar el aire puro o entretenerse en juegos lúdicos (naipes o I-go) o simplemente conversar o pasear a sus “engreídos” (aves o grillos).
Hay quienes gustan de gozar al ritmo de la música electrónica, acaso atronadora mientras realizan ejercicios aeróbicos, aunque no faltan quejas de vecinos por el ruido, pero las autoridades consideran que estas reuniones son beneficiosas para mantener la salud pública, especialmente en una sociedad que tiende a envejecer a velocidad.
Uno de los programas más populares ha surgido en la fría provincia de Heilongjiang, llamado “Baile feliz de Jiamusi”, una rutina de ejercicios inusuales diseñados por su creador Yu Jochedong; enfocado en la cintura, abdomen, hombros y caderas.