Reencuentro en primer centenario
“Hoy cantamos nuestro himno/ y que ¡Viva el Perú! con su tradición/el Diez de Octubre siempre adelante/juntos vemos nuestro porvenir/somos la fuerza, esperanza de un pueblo/juntos haremos por nuestro país/cumpliendo la promesa de nuestra fe a ¡vivir con honor!”, entonaron a viva voz (en español y chino) los centenares de egresados del primer Colegio Chino Peruano Diez de Octubre, al celebrar el primer centenario de su plantel, congregados en el patio central, teniendo de fondo fuegos artificiales y la aparición de los danzantes de las estampas del dragón y de los leones, dando pie a verificar una vez el lema “hoy buenos, mañana mejores”.
Y este centenario, por cierto, dio pie a recordar figuras que han dejado huella reverente a lo largo de su dilatada y fructífera trayectoria educativa: la Asociación de Damas Católicas de la Colonia China, Alberto Yip, Carlos Pun, Francisco Wu, Enrique Wong Kit, Augusto Choy Ma, Juan León Lara, Román Miu Wong, Félix Yep Wong, James Yuan y las directoras Ella Grieve (primera directora), Rosa Alarcón, Cristina Martineck, Perla Puell Somontes, Augusta Arroyo y directores sucesivos, entre otros personajes que se mantienen en la memoria.
Desde la aparición en el sistema educativo, primero con los planteles de primaria Chung Wha y San Min, luego con la fusión denominada (en los ’60) Colegios Unidos Chung Wha y San Min (bajo el nombre insignia Diez de Octubre) con Inicial, Primaria y Secundaria, la tarea siempre se mantiene firme: proporcionar educación de avanzada e innovación tecnológica al alumnado, con capacitación permanente al cuerpo docente. Eso ha dado pie a que emerjan dos filiales: Colegio Confucio, en el distrito limeño de San Miguel (1982), y el Colegio Sun Yat-sen (2006) en Pimentel (Lambayeque), sin olvidar el asesoramiento al Colegio Chino de Nazca (Ica), ni tampoco el Centro de Recreación en Cieneguilla, entre otras labores en los extramuros originales octubrinos.
Tampoco se puede pasar por alto, el Gallardete a Perpetuidad otorgado por el Ministerio de Educación a la prestigiosa Banda de Música del Plantel, los premios por notable actuación en los desfiles escolares, Medalla del Congreso (2005), el Gallardete de la Democracia entregado por el Congreso de la República por la participación en el Día de la Jura de la Bandera(2023), entre múltiples testimonios de reconocimiento.
“Hemos llegado a este centenario, gracias a ustedes, porque entre sus paredes se alberga la historia de cada uno de nuestros ex alumnos, los días de la primera infancia, los bellos momentos de aquel tiempo dorado de la niñez y de la pre adolescencia que no ha de volver, con el corazón encendido de alegrías, de ilusiones, a veces derramando lágrimas por pequeñeces que parecían dramas, en esos momentos en que los padres estaban ausentes, había siempre alguien que auxiliaba, que contenía…éramos aquellos que habíamos elegido el camino de la docencia, los que por vocación , enfrentamos el desafío de brindarnos a los niños y jóvenes, desarrollando esa tarea tan maravillosa, que es verlos crecer integralmente, son los profesores que hoy tienen el afecto de nuestros ex alumnos nuevas generaciones, que pasan a nuestro lado y no nos ignoran. Esta actitud de consideración, es el tesoro más preciado que guardamos y que nos da mucha felicidad”, dijo en el mensaje central el profesor, asesor y tutor Alfonso Tan Bravo, figura señera.
El alma y el espíritu octubrino están impregnados desde las primeras promociones, portan inherentes el ADN octubrino con la verdadera esencia, aquella que no se diluye en el tiempo y contrario a todo es más fuerte y se manifiesta en el cariño mutuo, y que están enmarcadas en sendas placas recordatorias en las paredes de los pabellones; tan igual como los registros históricos (verbigracia, el acta original para abrir el plantel) y enseres que se guardan celosamente en el Gran Salón Zhong Xiao (Sabiduría), aquel espacio de arquitectura china que en su parte alta destacan dos dragones que vigilan la preciada Perla del Conocimiento académico.
A lo largo de una semana celebratoria, la comunidad octubrina resaltó un conjunto de actividades: las exposiciones de trabajos ejecutados por los estamentos estudiantiles, vinculados a la feria de Ciencias, manualidades, comunicación, psicología y matemática; y, actuaciones literario-musicales.
Inspirados en ese ejemplo, los octubrinos enseñan el Valor de una promesa inalterable: Gratitud, que se expande al recorrer las instalaciones desde el ingreso, con un verde jardín, la estatua del doctor Sun Yat-sen, ornamentos ambientales y cada uno de los amplios pabellones de enseñanza de ciencias y letras con aulas totalmente equipadas, los patios, los talleres especializados, la piscina y el campo deportivo; en síntesis, la majestuosidad de un integral templo educativo.
(Izq) Primer pabellón con el nombre y colores originales.