Asia sobre la fe cristiana
Foto: AsiaNews
Vhou Te-yu (Joseph) y Yeh Jia-yann (Claire) son un matrimonio que formó parte de la delegación invitada a representar a Taiwán en El Vaticano. Casados desde hace 28 años, tienen dos hijos y participan en proyectos de apoyo a familias jóvenes o con dificultades en China, Malasia y Filipinas. La cuestión de las familias mixtas y el camino orientado al diálogo y a la formación. Compromiso con los sacerdotes en la formación para la atención pastoral.
La pareja contó su experiencia en el Encuentro Mundial de las Familias que se desarrolló en la Ciudad-Estado, junto con otros dos cónyuges provenientes de Indonesia; fueron los únicos ponentes asiáticos que hablaron durante las sesiones organizadas por el Departamento de Laicos Familia y Vida para este importante evento dedicado a las familias.
Claire y Joseph (sus nombres en inglés) han estado involucrados durante años en proyectos de apoyo para familias nacientes o con dificultades en China, Malasia, Filipinas y comunidades chinas que viven en los Estados Unidos. “Fui nombrada por el Papa como consultora del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida y por eso pensaron en mí y en Joseph, quién debe intervenir en el tema de la formación permanente de los esposos. Nací en una familia no cristiana y me hice católica cuando tenía veinte años”. Fue allí, en la iglesia, cuando Joseph se fijó en ella: “Yo vengo de una familia católica y tenía 24 años cuando nos conocimos. Claire era nueva en la iglesia y allí nos conocimos. Luego empezamos a salir, nos casamos y tuvimos dos hijos. Aprendí mucho sobre doctrina de la Iglesia y teología precisamente gracias a Claire”, explicaron ambos.
Claire, actualmente, es directora del Centro para la Pastoral Matrimonial y Familiar de la Conferencia Episcopal Regional China. En su formación figuran estudios en Melbourne en el Instituto Juan Pablo II para el Matrimonio y la Familia, lo que la llevó luego a enseñar teología moral y pastoral en la Facultad de Teología Fu-Jen de San Roberto Bellarmino. Claire es experta en la preparación para el matrimonio de los novios y en el asesoramiento a las familias en dificultad, experiencia que ha plasmado en su libro: “Orientaciones sobre la pastoral del matrimonio y la familia a la luz de Amoris Laetitia”. Su esposo Joseph, profesor universitario de economía y finanzas, que fue gerente de una empresa, siempre la ha apoyado y acompañado en su servicio a la Iglesia.
“En el encuentro mundial de las familias -cuenta Claire- contamos nuestra experiencia y también hablamos sobre las diferencias en la pastoral familiar de territorios de Asia, como Malasia, Filipinas, China, Taiwán u otras diócesis de Washington o Nueva York. El desafío común en Asia es que muchas parejas no tienen raíces profundas en la tradición católica y necesitan un acompañamiento constante de la Iglesia, para sostener a su familia cristiana en una cultura no cristiana”. Claire sabe de lo que están hablando, ya que su propia familia es de religión Ikuantao. También conocida como “I Kuan Tao” y “Yi Guan Dao”, una religión que cuenta con millones de seguidores y nació en China, aunque allí todavía sigue prohibida. En Taiwán en cambio fue legalizada en 1987 y desde entonces se ha convertido en la tercera religión más extendida, después del taoísmo y el budismo.
“Cuando era pequeña, mis padres me inscribieron en un preescolar cristiano porque creían -explica- que era el mejor. Y cuando me hice católica, siempre me animaron en mi camino, aunque ellos no son cristianos. Por ejemplo, a veces me decían: “Es domingo, ¿por qué estás en casa? Tienes que ir a la iglesia”. Mi familia me alentó a hacer lo que era útil para mí y me ayudaba personalmente. Por eso siempre comparto mi experiencia personal con parejas en las que uno de los dos cónyuges no es cristiano”.
“En los cursos prematrimoniales -subraya Claire- se nos plantea ese desafío: si uno es católico y el otro no, puede haber diversas dificultades. Quizás la familia del esposo católico podría volverse mucho más fuerte y pedirle a su esposa que se haga católica. O, si el esposo no es cristiano, podría obligar a su esposa a dejar de ir a la iglesia. Este es el desafío que enfrenta la Iglesia de Asia. Con nuestra experiencia nos gustaría ayudar a las parejas a dialogar y luego permitir que sus hijos vayan a la iglesia. Por eso, en nuestros grupos siempre queremos que haya parejas que compartan su experiencia, de esa manera las parejas se ayudan unas a otras. No se las deja solas para que se confronten y discutan”.
La delegación taiwanesa, compuesta por Claire y Joseph, junto con el obispo de la diócesis, un sacerdote y otros tres matrimonios, ha aportado la experiencia de acompañar a la familia cristiana en un contexto no cristiano. “El tema de este encuentro mundial -continúa- es un llamado a la santidad de las familias: espero que cada cultura y nación pueda hacer su contribución, para llevarnos a esta santidad. Y a nosotros personalmente nos gustaría seguir haciendo cada vez más, para ayudar a afrontar los desafíos de las familias”.