Los ministros de Exteriores de Panamá y China, Isabel de Saint Malo y Wang Yi. Foto: Reuters
Por el historiador: Dr. Juan Tam
Panamá y China han tenido una relación de amistad por cinco años, sin visos de avanzar con logros económicos o políticos. Un noviazgo en suspenso, que empezó con ímpetu, generando toda clase de expectativas, como el viejo sueño de conectar por vía férrea la ciudad de Panamá y David, o un tratado de libre comercio que sea la llave para abrir un mercado de mil quinientos millones de consumidores.
Los “colonizadores” europeos, anglosajones, ibéricos o continentales, aún rememoran su control de los territorios perdidos y ejercen influencia sobre los gobiernos criollos con nuevas reglas y medidas, que buscan sólo favorecerlos, pero celosos de la intromisión de otros en su “patio”.
El TPC suscrito entre Panamá y Estados Unidos EEUU en 2007, entró en vigor en 2012, y eliminó de inmediato los aranceles a más del 87% de las exportaciones de bienes industriales y de consumo a Panamá, eliminándose el resto “lentamente” en una década.
Cumplido el plazo, afectado por las importaciones excesivas Panamá pide renegociar el tratado comercial, ya que afecta el producto nacional, afectando rubros como arroz, lácteos y carnes.
Así las cosas, es comprensible la aprehensión de lograr un TLC con China, en especial para los consumidores, que en su momento crearon expectativas los tratados y acuerdos comerciales logrados por Panamá, y de la cual muchos no ven o sienten los beneficios. En la relación con la República Popular China, muchos gobiernos que antecedieron expresaron en repetidas ocasiones su deseo y disposición de dar el paso para reconocerlo.
Según datos oficiales, Panamá y China tuvieron acercamientos (en 2015) en el foro del Plan de Cooperación de los Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) en Beijing; que se repitió en París, en el Foro para Combatir el Cambio Climático (diciembre 2015). Una disposición que no daba claridad y sin nada concreto.
La entonces vicepresidente y ministra de Relaciones Exteriores, Isabel de Saint Malo de Alvarado, en una presentación, dijo, “La verdad es que yo pensé que ya no se iba a dar, cuando el presidente Varela recibe un mensaje [de China] a través de un distinguido miembro de la comunidad china en Panamá”. “Y, a partir de ese momento, todo fue rápido”, “Fue cuestión de semanas. Tenía que ser rápido. Eso sí, la decisión del presidente [Varela] fue hacerlo todo con absoluta discreción”, al reconocer (13 junio 2017) una sola China, y establecer relaciones diplomáticas con la República Popular China. Es una utopía que tiene más aristas, y no todo es de color rosa, que desde 1980, la voluntad de los gobiernos dilata y objeta. Admitir el ‘empujón’ por un miembro de la etnia china, recuerda el axioma, ‘a confesión de parte, relevo de pruebas’”, replica la actitud de gobernantes coloniales, que aceptan con disimulo más no rechazan, para no asumir los efectos de la participación de los miembros de la etnia china y afrontar los inquietantes desafíos.
Panamá siempre reconoció la existencia de una sola China, pero luego de la división política, dos se disputaban su representación. De repente, una parte proclama su posible secesión, la cual genera rechazo de la otra, sugiriendo un cambio al “status quo”.
Así las cosas, los esfuerzos colectivos para cabildear (lobby), influir, promover una acción rápida y determinante para lograr un TLC con China, debe ser prioridad ante un mundo en constante cambio.
Ante la proximidad del torneo electoral, la estrategia es esperar al nuevo gobierno, y determine cuáles son sus prioridades, sus planes, su pensamiento, y quizás para que no se afecte el patrimonio de los vencedores, ni la soberanía alimentaria.
Pareciese que la negociación de un Tratado Libre es un vídeo-juego con múltiples efectos virtuales y visuales, cuya realidad no es un proceso imaginario; más su apariencia debe ser estudiado y aprendida, al no estar en tiempo real. China está distante, y el libro que se lee y trabaja no es el mismo, entonces si no la entendemos no caminamos bien. Muchos sueñan y dan a entender que la producción nacional puede suplir el consumo de una pequeña y modesta ciudad allende de los océanos, en perjuicio de los consumidores locales. Por el alto grado de incertidumbre en el debate se le debe dar el impulso necesario para lograr este cometido, pero la sabiduría popular diría, “Amanecerá y veremos”, con unos a favor y otros en contra. La cuestión es atreverse y dar el paso necesario
巴拿马与中国建交五年记
作者:胡安·谭 历史学家
巴拿马和中国的友好关系已经持续了五年,但在经济和政治方面没有取得进展的迹象。 一场悬而未决的求爱,一开始就充满了动力,产生了各种期望,比如用铁路连接巴拿马城和戴维的古老梦想,或者是一项自由贸易协定,这将是打开15亿消费者市场的关键。
欧洲、盎格鲁-撒克逊、伊比利亚或大陆的“殖民者”仍然记得他们对失去的领土的控制,并以新的规则和措施对克里奥尔政府施加影响,这些规则和措施只寻求对他们有利,但对其他人侵入他们的“后院”感到嫉妒。
巴拿马和美国于2007年签署的TTIP于2012年生效,并立即取消了87%以上的出口到巴拿马的工业和消费品的关税,其余的将在十年内“缓慢”取消。
现在期限已过,受过度进口的影响,巴拿马要求重新谈判贸易协定,因为它影响到国家产品,影响到大米、乳制品和肉类等项目。
既然如此,对实现与中国的自由贸易协定的忧虑是可以理解的,特别是对消费者来说,他们当时对巴拿马达成的条约和贸易协定产生了期望,而许多人并没有看到或感受到其中的好处。 在与中华人民共和国的关系中,许多历届政府都多次表示希望并愿意迈出承认中华人民共和国的步伐。
根据官方数据,巴拿马和中国在北京举行的拉丁美洲和加勒比国家合作计划(CELAC)论坛上进行了和解(2015年1月);在巴黎举行的应对气候变化论坛(2015年12月)上,这种情况再次出现。 一项没有提供任何明确性和具体内容的规定。
当时的副总统兼外交部长伊莎贝尔-德-圣马洛-德-阿尔瓦拉多在一次演讲中说:“事实是,当瓦雷拉总统通过巴拿马华人社区的一位杰出成员收到[来自中国]的信息时,我以为这已经不可能发生了。”“而且,从那一刻起,一切都变得很快”,“那是几周的事。它必须是快速的。请注意,总统[瓦雷拉]的决定是在绝对谨慎的情况下做一切事情”,“承认(2017年6月13日)一个中国,并与中华人民共和国建立外交关系。这是一个有更多棱角的乌托邦,并不是一切都很美好,自1980年以来,政府的意志就一直在拖延和反对。承认中华民族成员的‘推动’,让人想起‘一方水土养一方人’的公理”,复制了殖民统治者的态度,他们异口同声地接受,却不拒绝,以免承担中华民族成员参与的影响,面对令人不安的挑战。
巴拿马一直承认一个中国的存在,但在政治分裂后,双方对其代表权产生了争议。 突然间,一方宣布其可能的分离,这产生了另一方的拒绝,暗示着对“现状”的改变。
集体努力游说、影响、促进迅速和果断的行动,以实现与中国的自由贸易协定,必须是在一个不断变化的世界中的优先事项。
随着选举比赛的临近,其策略是等待新政府确定其优先事项、计划和思路,或许还能确保胜利者的遗产和粮食主权不受影响。
似乎自由贸易协定的谈判是一个具有多种虚拟和视觉效果的视频游戏,其现实不是一个想象的过程,但其外观必须研究和学习,因为它不是实时的。 中国是遥远的,读的书和做的事也不一样,如果我们不了解,就走不好。 许多人梦想并暗示,国家生产可以供应大洋彼岸一个小而美的城市的消费,而损害了当地消费者的利益。 由于辩论中的高度不确定性,必须为实现这一目标提供必要的动力,但大众的智慧会说,“天将亮,我们将看到”,有人赞成,有人反对。 问题是要敢于并采取必要的步骤。