UNA DÉCADA DE LUCHA

Los aborígenes insulares

Miles de años antes de que los marineros portugueses avistaran la isla y la llamaran “Ilha Formosa” por su vegetación y belleza en el siglo XVI, los aborígenes ya habitaban sus llanuras y montañas. De ahí que, durante décadas, el régimen de Taipei los considerara ‘shanbao’, compatriotas de las montañas, una denominación que se logró cambiar en la Constitución insular por la de ‘yuanzhumin’, o pobladores originarios de la tierra.
Taiwán celebró el vigésimo quinto aniversario de aquel reconocimiento constitucional en el llamado Día de los Pueblos Indígenas, que se conmemora con conciertos y exposiciones. En esta oportunidad, también se desarrolló un foro sobre los diez años de lucha de los movimientos aborígenes por dignificar la figura de los pueblos preexistentes en la sociedad taiwanesa.
De origen austronesio y de religión mayoritariamente cristiana, los pueblos indígenas tuvieron que soportar el hostigamiento e intentos de dominio de holandeses, españoles, chinos venidos de la parte continental y japoneses con mayor o menor éxito en distintas etapas de su historia en los últimos cuatro siglos.
Este conflicto se presenta de forma épica en la película “Los guerreros del arco iris”, del director taiwanés Wei Te-sheng, basada en el llamado ‘Incidente de Wushe’, cuando trescientos guerreros del pueblo seediq se sublevaron contra los japoneses en 1930 para defender sus zonas de caza y rendir tributo a los espíritus de sus antepasados.
En la actualidad, están oficialmente reconocidos dieciséis pueblos indígenas. Otros grupos, como es el caso de los “pingpu”, están pendientes de aprobación ante el debate surgido por las reticencias de algunos legisladores de equipararlos con los ya existentes.
Desde el actual gobierno se ha tratado de complacer a los aborígenes, quienes desde 2005 cuentan con 6 de los 113 diputados de la cámara legislativa, que tradicionalmente han sido del partido nacionalista y actualmente del opositor Kuomintang.
Así, en 2016, la presidenta Tsai Ing-wen pidió perdón a los aborígenes “por el dolor e injusto trato sufrido” en los pasados cuatrocientos años. Con las próximas elecciones previstas para 2020, Tsai, del independentista Partido Democrático Progresista (PDP), buscará también el apoyo a su reelección de este sector de la sociedad taiwanesa, que representa un 2,5 % de la misma, con poco más de 550.000 personas, según datos del Ministerio de Interior.
Durante su discurso en la ceremonia de inauguración del citado foro, Tsai expresó su deseo de que los aborígenes se conviertan en “memoria común” de todos los taiwaneses no solo para “revisar la historia”, sino para “mirar al futuro”.

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